Infancia
Recuerdo mi infancia por los campos de mi pueblo, recorriendo caminos y
haciéndolos entre los matorrales y plantas silvestres que había en aquella
época. Era una manera sana y divertida de divertirse. Entonces no había internet
ni redes sociales. La diversión y el juego estaba en la calle y con los amigos.
Salías por la mañana a jugar y no volvías hasta por la noche, previa llamada de
tu madre por el balcón, a voces, para almorzar. Veías los dibujitos, luego
siesta, si la hacías, y merendabas a eso de las seis y a la calle otra vez a
terminar de aprovechar las horas del día. Claro que si era entre semana había
que ir al cole. Tampoco había móviles entonces así que todo era juego en el
recreo, fútbol, correr, comerte el bocata y relacionarte con tus amigos reales.
Tus compañeros de clase. Qué tiempos aquellos en los que todo era de verdad,
real. Relaciones humanas, una infancia sana, donde se vivía de verdad, se
jugaban juegos de verdad, se comía comida de verdad, sin tantas tonterías como
ahora, donde los sueldos llegaban para todo, sin excesos tampoco y donde en
definitiva, la vida era diferente, más natural, más real, más honesta, más
sincera y por qué no decirlo: era mejor.
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